Un final feliz, una crítica mordaz y oscura a la sociedad actual
Michael Haneke hace el peor retrato de la sociedad burguesa europea y convierte su más reciente proyecto en el más disoluto de todos. Desde "Juegos sádicos", que es probablemente la historia más violenta de Haneke, que desde entonces el director no hacía una crítica tan mordaz a la sociedad con la que probablemente se siente muy identificado. El juicio que trata de expresar se vuelve muy inconexo, sin embargo, de la mitad hasta su final la película se vuelve mucho más efectiva al crear, ¡por fin!, una conexión apenas trazada en uno de los personajes. El espectador, al igual que los personajes, se sienten ajenos los unos de los otros y no hay una relación más que la forzosamente filial, de este modo las figuras trazadas para el guión para los actores contaban con más elementos para resaltar, pero no lo logran. Igual como no hay comunicación en esta familia, la película no se encarga de crear ningún lazo afectivo con el espectador. No sé si esto es precis