1922, los secretos son demonios

Un hombre siempre tiene secretos, los secretos tienen a los hombres en cautiverio y detrás de ellos están los demonios.



Wilfred James, un granjero con su esposa e hijo que vive la rutina de ser el proveedor de la casa, su propio sueño americano de la época y lo mismo no puede decir su esposa. Su hijo adolescente comienza a vivir enamorándose de una chica cerca de su granja, hija del granjero más próspero de la zona y cuando su madre propone vender las tierras e irse a la ciudad de Omaha, él no está tan de acuerdo al igual que Wilfred, su padre. Un día ambos deciden que están mejor sin ella y deciden asesinarla, todo se convertirá en un secreto que promete no dejarlos en paz.

Al estar viendo la película "1922" de Stephen King (no leído el libro), no puede dejar de pensar que alguna vez he pensado en matar a alguien, por enojo, rabia o simplemente te imaginas tu mundo sin esa persona, pero todo queda ahí, no pasa a la acción. En la nueva adaptación de Netflix de una obra de Stephen King todo deja de ser una idea y pasa a la acción.

La película en el desarrollo podría parecer una apología del asesinato y se puede ver desde esa perspectiva, al fin y al cabo es una película. Esto sería muy simplista ante una historia como esta. Stephen King siempre sobrepasa el límite de las acciones humanas, rebasa la linea amarilla que es la que nos mantiene a salvo, hace lo contrario a las reglas y nos muestra el "¿Qué pasa si?". "1922" no es la excepción y lleva a sus personajes a cometer actos monstruosos que probablemente nadie de nosotros haríamos, pero estos personajes gracias a los secretos que ocultan, sus miedos e inseguridades, sí.

Zack Hilditch escribe y dirige su propio guión a manera de que el espectador sepa las intenciones del personaje desde el primer momento en que el cambio de la rutinaria vida del campo que tanto ama es inminente. Estas intenciones te mantienen expectante hasta que es consumado el hecho y no solo eso, también te mantiene intrigado respecto a las consecuencias de Wilfred y su hijo adolescente, que desgraciadamente es el principal afectado por cometer parricidio.

De manera ágil y con una narrativa interesante te permite saber que pasa con cada uno de los dos personajes, del cual, el primero estas viendo de manera inmediata la culpa mental por la que está pasando al ser visitado por los espíritus de sus errores y del segundo lo sabes por el acto de tortura que estos demonios le perpetran a Wilfred al revelarle las consecuencias en su hijo gracias a su error.

También, el director te hace sentir como testigo de lo que está pasando y puedes sentir empatía por el asesino, como sentir lastima por la víctima, pero no puedes quedar indiferente ante las acciones de los tres personajes. Tampoco pueden faltar los mensajes entre líneas que el escritor nos deja ver con su planteamiento moral, detrás de esa sangre y furia están colocados mensajes moralinos acerca de hacer lo correcto, de irte por la derecha o las consecuencias te pueden alcanzar. Y es que todo el tiempo Stephen King llena de ideas morales a sus lectores, lo hizo en "Pet sematary" con la idea de ¿qué pasaría si pudiéramos resucitar a alguien? Y lo hace aquí de nuevo con la idea de asesinar a alguien que te estorba, cumplir tus objetivos y continuar con tu vida.

Destacable es la actuación de Thomas Jane que lo vimos también en la película "The mist" de Frank Darabont (otro libro de Stephen King) quien hace aquí un estupendo trabajo como un granjero minimizado por la esposa en la primera cuarta parte y después como un hombre atrapado por el remordimiento que trae consigo el asesinato y sus terribles consecuencias por maldecir de esa manera la misma tierra por la que lo hizo, hace ver notar que era mejor la primera opción de vender e irse a la ciudad en comparación con lo que sufrió después.

Es aquí donde radica la magia de la literatura que el rey del terror nos regala en cada libro y quisieramos que todas las adaptaciones fueran igual de efectivas en transmitir el miedo y el terror como en los libros, pero el lenguaje literario y cinematográfico son muy diferentes al momento de la comunicación efectiva con el lector y espectador, aunque sean los mismos.

Muy entretenida, pero es la actuación de Thomas Jane lo que hace de esta película una historia de demonios internos que utilizan el horror de la culpa para destruir a su personaje.







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