Déjame entrar, el demonio del hambre

Todos podemos decir que estamos limpios y aventar la primera piedra para juzgar a alguien. Muchas veces lo hacemos para parecer mejor que otros. Otras lo hacemos para engañarnos a nosotros mismos. Déjame entrar, desde su obra literaria, sus adaptaciones fílmicas, hasta su montaje teatral nos advierte que no estamos limpios para lanzar la primera piedra, sino es para beber la sangre de la víctima.


El libro de John Ajvide Lindqvist ya fue adaptado dos veces al cine, una como producción sueca y otra rea adaptación americana a su vez. Con diferentes ritmos pero igualmente intensas por su temática oscura que podría rayar en la transgresión, "Déjame entrar" puede ser vista desde varios puntos de vista, uno de ellos y el más obvio es el bullying. No quiero escribir sobre lo que muchos que han criticado esta obra han escrito, más bien, sobre el hambre que se tiene sobre todo, sobre alguien, el ansia que da cuando tienes esas ganas de saciar una de las necesidades más básicas del ser humano, el comer y también de otra que es igual de imperante, el hambre de estar con alguien.

Algo en lo que talvez las dos adaptaciones cinematográficas de esta obra no puso demasiada atención es la necesidad de estar con alguien, y eso se ve reflejado en un personaje pequeño dentro de la historia, pero que creo es el alma de la misma. Hákan, se ha dedicado a cuidar de Eli, una niña que no puede salir de día, sólo de noche y sólo lo hace por el inmenso amor que ella representa para él. Mata y esta dispuesto a morir por ella, para que solo pueda estar con ella una noche más, no importando el peligro que esto pueda representar para él. Oskar, un adolescente que quiere pertenecer al mundo que lo rodea, pero es lo demasiado especial como para camuflajearse en el y perderse en su ritmo. Ambos personajes son un reflejo el uno del otro o uno la versión o el sustituto del otro, sin embargo ambos tienen hambre igual que Eli, pero ellos de pertenecer a alguien y eso es aún más insaciable que la necesidad física de comer, porque esa necesidad es aún más fuerte.

Hugo Arrevillaga hace este acercamiento a la obra de John Ajvide Lindqvist, pero no en cine, sino en una puesta en escena, dotada de los mismos elementos de horror que sus adaptaciones fílmicas, la obra de teatro es aún más visceral y se vive con todos los sentidos abiertos. El tratamiento como texto teatral es bastante interesante, explora mucho más en las intenciones y móviles de los personajes dotándolos de una profundidad inédita, todo es relevante y mucho más oscuro por el tan solo hecho de que lo estas viendo frente a ti. Desde las actuaciones, las increíbles piezas musicales que le dan una agilidad misteriosa que te mantiene al filo del asiento. 

También la puesta en escena resulta creativa porque juega con los diferentes escenarios y cambios  gracias a un original set móvil que consta de una pared de espejos polarizados que a la luz parecen una pared, pero a contraluz deja ver un oscuro bosque donde Hákan caza para Eli a su siguiente víctima y alimentarla. Respeta cada uno de los elementos que hacen que la historia sea de terror y una historia de amor entre un adolescente y una misteriosa chica con un pasado tan sangriento como un cuerpo colgado de un árbol en la oscuridad.

La puesta en escena se encuentra en el Foro Shakespeare desde el 29 de septiembre al 26 de noviembre. Checa la información de compra de boletos en este link Foro Shakespeare  y no te pierdas de ver esta obra única.




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