Halley y cómo ser un muerto viviente

El cometa Halley viaja alrededor del sol y tarda en completar su órbita alrededor de 75 años, en promedio es la durabilidad de una vida humana.


Alberto es velador de un gimnasio de veinticuatro horas y contrario a las personas que ve moverse cada día en este lugar, él va perdiendo cada vez más la capacidad de moverse. Una rara enfermedad lo hace estar muerto en vida, su descomposición es tal que huele mal, le nacen larvas de mosca de la piel, sus funciones vítales comienzan a fallar hasta lo inevitable.

Sebastián Hofmann es un director mexicano egresado del CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica) y "Halley" su ópera prima que tuvo en competencia dentro del Festival de Cine de Sundance y un muy buen eco internacional. Lo que le pasó a esta película es lo que le sigue pasando a las películas mexicanas independientes en el ámbito doméstico, que son ensombrecidas por películas de grandes presupuestos, en ningún momento despotricaré en contra de los blockbusters americanos, al fin y al cabo, si no existieran estas grandes producciones habría otras que tomarían su lugar. De lo que sí hablaré es sobre cómo su director habla entre líneas y hace una crítica social creando un alterego de la misma por medio de Beto.


Para mí tiene dos lecturas bastante importantes y que quiero resaltar: la primera es la manera intimista en que trata el tema de un muerto viviente que sirve como ilustración metafórica de como un ser humano puede ser tan insignificante y no importante para una sociedad, que puede estar muerto en vida y no lo notaríamos. Diariamente nos topamos con gente, chocamos con ellos, estrechamos las manos e incluso cruzamos palabras sobre temas relevantes o no, pero no sabemos de ellos, es decir que están vivos, presentes en la vida cotidiana, sin embargo nuestro interés se limita a esa charla, esa platica, para que a partir de ese momento desaparezcan y pasen a estar muertos hasta el próximo encuentro. La indiferencia mata a las personas, por lo menos en un sentido unipersonal, no vuelve a estar viva hasta que nuestra interacción nos forza a voltear a verlos, hasta que realmente desaparecen un día de la vida real y fingimos sorpresa e incluso hasta tristeza, pero no, el hecho de que esté o no en este planeta es irrelevante para nosotros porque ese ser nunca fue importante ni relevante para nosotros.

La otra lectura es la crítica a una sociedad que es activa, bonita en apariencia, brillante y llena de energia como plasma con esos cuerpos en movimiento dentro del gimnasio en contraste con un personaje gris que está muriendo. La primera se mueve, grita y baila con efusividad, incluso hasta se enamoran sintiéndo que por fin están viviendo, pero no, es un engaño, la realidad es que está muerta, apesta a muerto de días y ni siquiera se ha dado cuenta. El segundo, es un hombre atrapado en una condición precaria de salud que lo obliga a perder el control de su cuerpo poco a poco, pero que quiere vivir. Se ve como un fracaso al ver los vigorozos cuerpos bailando sobre la duela y mirándose en el espejo orgullosos y él está muriendo con ganas de vivir.


No me extraña que una obra cinematográfica con un diálogo filosófico tan complejo como este le resulte complicado sobrevivir en cartelera. Joyas como esta en el cine mexicano actual no se dan ni siquiera cada año. Lo que me encanta de "Halley" es como valida dos críticas, una al intimismo personal y la soledad extrema, la otra es a la indiferencia social que hay de los unos a los otros.

Sin duda una excelente opción para ver algo muy diferente este fin de semana.

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