ROMA, la memoria es el hilo que teje lo que somos.

Roma de Alfonso Cuarón es una historia muy personal e íntima. Sin hacer tanto alarde de esto el director mexicano ha dicho varias veces que es un anécdota de cuando él mismo era un niño...



Hablar de Roma es quizá de las cosas más difíciles a las que me he enfrentado en mucho tiempo al decidir plasmar mi opinión sobre cine. No hay elogios los bastante grandes para describir una película de esta manufactura tan naturalista al tamaño de directores como Terrence Malick o bien, si nos ponemos intelectuales, como Vittorio de Sica o Roberto Rossellini, impulsadores de la corriente cinematográfica conocida como "neorrealismo italiano". Hago mención de este recurso estilístico no por pedantería, sino porque realmente se puede saborear y percibir dentro del trabajo más reciente de Cuarón, sin embargo, con un estilo propio que ha estilizado y perfeccionado con el tiempo.



Al ver Roma no pude evitar recordar Alemania: año cero, que se caracteriza mucho por la brutalidad de sus escenas y también de sus locaciones que son reales. Alemania recién se encontraba en plena reconstrucción de sus principales ciudades y dentro de esta ciudad, Berlín, estaba Edmund, un niño al que le fue robada la infancia al ser un daño colateral de la guerra contra el nazismo. Edmund debe trabajar, enfrentar la realidad de la vida y bien tenía claro que no había tiempo para ser niño, era parte de su obligación conseguir comida para su padre enfermo al igual que medicinas. Cualquier cosa que pudiera recoger y que pudiera tener un valor la recogía y obtenía un dinero a cambio.



Roberto Rossellini plasmó con Alemania: año cero, una de las películas más representativas de el neorrealismo italiano. Sus escenarios realistas, la crudeza de sus personajes y de las situaciones es de un valor casi documental.

Roma de Alfonso Cuarón es una crónica de la cotidianidad del México de los años setenta. Con una influencia muy clara por parte del neorrealismo italiano del cual ya marqué un preámbulo en este texto. La reciente película del director de Gravedad es lo más íntimo y cercano a su corazón. plasmó memorias acerca de su propia infancia cuando vivió en la Ciudad de México, pero tomó como eje central a Cleo, una representación de su propia nana indígena que fue parte de su crianza. Cleo es una mujer que trabaja de ayuda doméstica en la casa de Sofía, que es interpretada por una magnífica Marina de Tavira, y ambas mujeres, aunque de distintos estratos sociales encuentran un punto donde sus experiencias convergen y se ven identificadas al punto del entendimiento personal y sentimental de una a la otra.

Todo esto dentro de un marcado contexto histórico de consecuencias de revueltas estudiantiles, movimientos sociales y una clara manipulación política, pero también de una presencia mucho más consistente de valores familiares que hacían que las turbulencias de todo tipo parecieran aventuras, que lejos de huir de ellas, se debían de enfrentar.



El terremoto de 1971, la matanza de estudiantes conocida como "el halconazo" y demás movimientos sociales son plasmados de manera anecdótica que dotan de una profundidad histórica y reflexiva a la cinta, si quizá no ahonda en estos hechos, proporciona a sus personajes de un trasfondo no sólo personal sino también social y político. Los movimientos sociales fueron consecuencias de la matanza de estudiantes en 1968 en la Plaza de las tres culturas en Tlatelolco, Ciudad de México. 

Cuarón, así como Rossellini, con sus diferencias históricas y estilísticas, lograron retratar ciudades de carne y hueso, que sangran y se derrumban y, paralelamente, las familias dentro de ellas, daños colaterales de guerras, diferencias políticas o bien movimientos sociales de cualquier índole. Ambos autores dan más importancia al reflejo sentimental de sus personajes, que se nota en su narrativa y dirección artística casi naturalista.

Uno de los aciertos más aunténticos de Alfonso Cuarón en Roma es el uso de actrices sin experiencia como Yalitza Aparicio en personaje de Cleo y Nancy García García como Adela, ambas empleadas domesticas dentro de la dinámica familiar en esta historia. La honestidad de Yalitza dotó de una fuerza ineludible a Cleo, sus sentimientos vienen acompañados de un humanismo que apabulla al espectador y como consecuencia resulta muy conmovedor. Marina de Tavira como la señora de la casa dejada por su marido y que encuentra un espejo en Cleo, es abrumador.

Alfonso Cuarón hace un homenaje a su nana en el personaje de Cleo y también a su madre, mujeres fuertes que debieron enfrentar todo un derrumbe personal, social y familiar, al mismo tiempo de sacar adelante una situación familiar apremiente. Elementos de películas clásicas como: El ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica en 1948 y Roma ciudad abierta de Roberto Rossellini en 1943, ambas obras de la corriente que ya mencioné, que siempre se caracterizó por su brutalidad y sentimiento.

Roma es un cuadro pintado a mano de un México y de familias que siguen existiendo, viviendo y mas que todo, sobreviviendo a un derrumbe social, político y familiar.




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