El resplandor, la adaptación que no le gustó a Stephen King

Debo decir que leer The shining fue una experiencia muy perturbadora. No la había leído hasta después de ver la película y ambas son inquietantes, pero no al nivel de una obra con temas de fantasmas sino a un grado sicológico bastante elevado que la vuelve casi inmirable por los temas humanos tan complejos que trata de desenmarañar.


¿Descifrar a Stephen King?

Muy pocos directores han logrado capturar la esencia de lo que el escritor trata de escribir acerca de cada personaje, su trasfondo y el porque lo sobrenatural sólo surge como una metáfora del huracán emocional que estos personajes están viviendo.

Stanley Kubrick logró realizar una película lo bastante sobria para el género del horror y lo suficientemente aterradora para encajar dentro del drama. Un punto medio que la hizo una pieza de culto lo mas interesante posible para que se haya vuelto una de las películas más vistas en la historia del cine, así mismo él uno de los realizadores más eclécticos pero también de los más complejos.
Aunque esta adaptación no es del agrado de King, sí lo es de los Cinéfilos y amantes del terror. La simetría de las tomas en conjunto con la limpieza en yuxtaposición de la podredumbre espiritual del lugar hacen un contraste aterrador que hipnotiza al espectador aunque la haya visto veinte veces, nunca se ve suficiente una obra cómo está.

Stephen King es el autor literario más adaptado al cine en la historia. Eso también lo ha hecho al que más le han arruinado al tratar de adaptarlas. La sicología con la cual arma sus metáforas y personajes parecen tan reales que son atemorizantes y, creo, imposibles de abordar. Dibuja la oscuridad del ser humano como casi nadie y probablemente esto se debe a que se escribe a él mismo en sus tonos más lúgubres.

El resplandor, en el libro está cargado de sicología, misticismo, sentimientos y miedos. En la película está llena de simbolismos, intenciones, dobles discursos y sí, también terror. Probablemente las libertades literarias que Kubrick tomó para la adaptación fueron acertadas para entregar la película de culto que es, pero posiblemente no para representar la obra literaria que su creador dice que es.

En un documental observé que Stanley quería dotar al filme de una sugestión que se fuera acumulando escena tras escena, a través de la música, del los sets del hotel, de los fantasmas intermitentes y finalmente de las excelentes actuaciones de Jack Nicholson.

Esta acumulación de elementos en la mente del espectador funcionan de manera casi subliminal cuando la historia llega a su climax más alto y por eso no necesita, como una buena película de terror, de los sustos baratos a los que los directores del género están obligados a abordar en la ejecución de un filme como este.

Creo que nunca se dejará de hablar de The shining en las sobremesas familiares o en los debates Cinéfilos, por su tema, su misticismo y terror.

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