Ma, no confíes en los extraños
Cantidad de veces hemos escuchado el consejo
parental casi patentado de “no confiar en ningún extraño”, sobre todo cuando
somos niños. Sin embargo cuando
somos adolescentes esos consejos, que hasta ese momento nos habían llevado a
nuestra supervivencia, comienzan a parecer menos imponentes y desafiarlos
resulta más atractivo, aunque no siempre nos lleve a buen término.
Maggie es una joven adolescente que se ha mudado junto
a su madre a un pueblo de Ohio. Después de iniciar una nueva vida escolar logra
hacer un grupo de amigos con los que una tarde decide pedir a algún adulto que
les compre algo de bebidas alcohólicas para pasar el rato. Después de un par de
intentos fallidos Maggie y sus amigos conocen a Sue Ann, una mujer que después de rechazarlos de
pronto decide acceder a la petición de los jóvenes. A partir de entonces Sue
Ann, a quien eventualmente llamarán Ma, se relacionará con ellos de una manera
que resultará algo perturbadora en ocasiones.
La productora Blumhouse (Actividad Paranormal, Fragmentado, Huye) se ha distinguido desde su creación por renovar el género del terror, agregando nuevos elementos a las fórmulas clásicas ya probadas o innovando directamente desde la creación de sus historias. Tal es el caso de la interesante propuesta que hace con Ma de Tate Taylor (director) y Octavia Spencer, quienes ya habían trabajado juntos y con bastante éxito en The Help, cinta que fue nominada al Oscar® como mejor película en 2011 y que llevó a Spencer a ganar el Oscar® como mejor actriz de reparto.
El cine de terror es usualmente considerado como un
cine de menor calidad, en términos generales: bajo presupuesto, no muy buenos o
de plano malos actores, guiones muy básicos, etc. Pero Ma resulta ser,
afortunadamente, todo lo contrario.
Encajando en el subgénero de terror de suspenso,
psicológico y hasta slasher, la
historia de Ma de principio a fin está cuidadosamente desarrollada. No obstante
lo más sorprendente de esta película es el retrato de esta persona solitaria,
quizá con algunos problemas emocionales, pero que de alguna manera ha logrado
integrarse a la sociedad y ser productiva a pesar de vivir bajo el stress
constante que le implica contener sus emociones, opuesto claro al típico personaje
decididamente sociópata que simplemente no encaja y manifiesta abiertamente su
ira.
Este retrato también rompe con el estereotipo de género e incluso étnico, incorpora -como en la realidad es- que cualquiera podría ser un personaje de este tipo, en este caso una mujer madura afroamericana. Interpretar a este tipo de personajes resulta complejo, ya que no se trata del clásico obsesivo monomaníaco que solo piensa en una cosa y actúa en consecuencia. La Ma de Spencer es un personaje muy real, se siente natural y esa es la principal razón de su efectividad en la pantalla.
La ventaja de contar con alguien como Spencer en este
personaje es que su rango de actuación es increíble. Ma demuestra tal
histrionismo que va de lo cómico a lo aterrador en segundos logrando
desconcertar en la historia a sus “nuevos amigos” y en la sala a los
espectadores. Construye además a un nuevo ícono en la pantalla que bien puede ganarse
un lugar entre grandes como Carrie, Jason Voorhees o Michael Myers.
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