"La maldición renace": el caso maldito

La maldición renace es el intento de Hollywood por traer de vuelta ese primer amor que tuvieron con el terror japonés que tuvo su one hit wonder con The ring, que tenía por protagonista a Naomi Whatts y dirigida por Gore Verbinsky. Este éxito del 2002 llevó a los productores a otras historias del cine japonés.

En el 2004 Sarah Michelle Gellar dirigida por Takashi Shimizu, protagoniza The grudge. Un remake con producción americana de la misma historia del director casi del mismo año que resultó ser un hit del cine de culto japonés y parecía estar alcanzando al mundo occidental.


Nicolas Pesce (The eyes of my mother/2016) escribe y dirige este reboot de la historia original que resulta ser la primera en la que no se encuentra involucrado Takashi Shimizu desde su propia franquicia japonesa y norteamericana. Aún así esta historia sucede paralelamente a la del 2004 con Sarah Michelle Gellar y los años subsecuentes hasta el 2006.

Fiona Landers es una trabajadora social que está involucrada con la casa de los Williams (la casa original en Japón). Sale de ahí "infectada" con la maldición que dejó la ira de los asesinatos de la familia Saeki y regresa a Estados Unidos atormentada por visiones que ocasionan que mate a su propia familia y florezca una versión occidental de esta misma maldición. Los asesinatos de la familia Landers abren un expediente de investigación donde están a cargo dos detectives y uno de ellos se obsesiona tanto con el caso y sus subsecuentes que termina en un hospital de enfermos mentales. El detective Goodman (Demian Bichir) se resigna a perder a su compañero en el siquiátrico y deja el caso. La suplente, la detective Muldoon, es una mujer que recientemente perdió a su marido por una enfermedad terminal y cambia de residencia a esta ciudad donde conoce el caso, pero escéptica, desecha el origen sobrenatural de los hechos y se lo adjudica.

A partir de este momento el detective Muldoon (Andrea Risebourough) se vuelve la línea central de la historia y el instrumento por el cual nos explicarán como fue que sucedieron los hechos en esta ciudad norteamericana.

Primero que nada hay que dejar claro que no soy fan ni de la franquicia japonesa ni de la norteamericana. Ambas imaginaciones nunca me atrajeron del todo y si fui a ver Sarah Michelle Geller fue porque soy fan del género del terror y del horror. Menciono esto debido a que esta nueva adaptación libre de la historia original no me pareció tan descabellada, pero tampoco tan mala. En seguida las razones:

1- Hay guiños al cine de genero noir por incluir a dos detectives, ambos atormentados (característica de los detectives del noir) que uno está más involucrado en el caso que el otro. Muldoon es escéptica y Goodman es un hombre precavido que no entra a la casa en caso de que todo esto de la maldición sea verdad. No es cine noir, simplemente es un estilo que adoptó para agregar misterio y cordura a la historia, a diferencia que si nos vuelven a contar la historia por medio de una joven que entra y comienza a ser atormentada, etcétera. Este tratamiento me encantó. El espectador va descubriendo las historias por medio de saltos en el tiempo que van revelando como fue que cada una de las familias que se han involucrado en la casa de los Landers han muerto. Todo por medio de Muldoon que va revisando caso por caso, aún después de ya haber entrado a la casa y, por supuesto, estar sufriendo el acoso de estas apariciones.

2- Los saltos en el tiempo por los cuales conocemos las historias subsecuentes al caso Landers, podrían parecer erráticos y sin sentido, aún así, no lo son. Son parte de un nuevo árbol genealógico de maldiciones y de esa forma los vamos conociendo, al mismo tiempo que llevan la historia a varios climax de cada una de las historias o casos. El director trata de ahondar lo necesario en cada una de las historias para que haya una empatía de parte del espectador y le preocupe lo que le pasará a estos personajes. Esto es un poco fallido con algunas historias pero en general no es peor que otras películas de terror que no tienen ni pies ni cabeza.

3- La atmósfera que Nicolas Pesce logra crear es pesada, incluso muchos pueden determinar que es aburrida y creer que no está pasando nada, pero no es así. A partir de que Muldoon descubre el caso, la historia se vuelve un rompecabezas de historias sueltas que el espectador va armando con esta detective, al mismo tiempo te vas encariñando con el personaje y temes que, como ya sabes que entró a la casa, en algún momento morirá, entonces el espectador tiene seis casos en la cabeza por resolver, uno de ellos el de la detective que no quieres que le pase nada. Esta característica es interesante y vuelve a la película, desde una lectura muy particular, muy inteligente que obliga al público a pensar y armar los casos, poner en orden los años de cada uno de los hechos y cuidarse de los jumpscares que algunos son efectivos, otros no tanto.

En algo en lo que se puede estar muy de acuerdo con estas películas es que sí resultan cansadas al no ser originales, sin embargo, La maldición renace es una historia que aunque no llevara el nombre de esta franquicia a cuestas, se sostendría por sí sola al tener un objeto de investigación, casos sin resolver y una protagonista que ha sufrido lo suficiente como para que quieras que le pase nada. De alguna manera se puede decir que no es la mejor historia de terror, sí es interesante la forma en que está contada aunque no se pueda estar seguro si el propio director y escritor entendía sus líneas de tiempo y al momento del montaje resultó ser caótico hasta para él mismo.

A pesar de todo este intrincado nudo de historias o casos y lo confuso de su montaje, que creo que es lo que a mí más me ha gustado, la película no es el desastre que muchos dijeron. Obviamente pongo de lado las historias originales, reitero que esta película aunque está conectada con las del 2004, toma un rumbo propio y la esencia de la maldición en sí misma. Deja a la deriva todo este simbolismo y misticismo japonés que las caracterizaba, pero que funcionaban de una manera muy local y que al trasladarlos al occidente, resultaba original, más no terrorífico.

















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