Lars von Trier y sus mujeres malditas o el simbolismo de "Medea"

Lars von Trier siempre ha proporcionado una importancia relevante a las mujeres dentro de su filmografía. Películas como: Breaking the waves (1996), Dogville (2004) y su secuela Manderlay (2005). Pero también su Trilogía de la depresión que incluía: Anticristo (2011), Melancolía (2011), Ninfomanía (2013).

Lars von Trier y sus mujeres malditas


En absolutamente todas sus historias, los problemas y discursos son vistos a través de mujeres que son puestas a prueba por diversos factores: sociales, familiares, religiosos, morales o personales. Estos factores son determinantes para el rumbo que deberá tomar el personaje, para que cumpla su destino que, muchas veces en las historias de Lars, es fatal.

Bailando en la oscuridad en el 2000 colocó a Lars von Trier bajo los reflectores al ganar la palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes y a su actriz principal, Björk como la Mejor Actriz de la competencia. La película polarizó reseñas y críticas, algunos pensaban que el tema englobaba un melodrama barato, al mismo tiempo otros decían que era una de las películas más importantes del siglo XXI. Lo cierto es que hasta que no ves una película del director puedes entender el fenómeno mediático que causa a través de sus producciones.

Quienes no conocen al director podrían opinar que el uso de personajes femeninos es estratégico para causar polémicas de discusión entre los críticos de cine y conversaciones cinéfilas; por muchas razones podríamos determinar el objetivo de presencias femeninas protagonistas en las películas de von Trier: su papel sumiso dentro de la sociedad, su rol determinado por un patriarcado enfatizado por un género y el concepto que se le asume por ser el "sexo débil". Bajo estas premisas el director escribe personajes que rompan con estos estereotipos o bien que se conviertan en mártires incomprendidas por la sociedad en general. El objetivo es polarizar las opiniones para que siempre, bien o mal, se hable de su película.

Medea de Lars von Trier


Pero la incorporación de mujeres dentro de su cine no comienza con el éxito de Dancer in the dark, es mucho tiempo antes cuando el director encontró en las mujeres la fórmula para ser el director propositivo y generador de polémica que es en la actualidad.

En 1988, incluso mucho antes de su "Dogma 95" Lars von Trier dirigió  Medea, como película para la televisión, con un guion de Carl Theodor Dreyer que fue director de La pasión de Juana de Arco, donde plasma a una mujer marcada por la angustia y la muerte por la propia naturaleza que los héroes deben tener, la del sacrificio tácito de serlo. A diferencia de Passolini, von Trier retrata a Medea como una fuerza de la naturaleza, por sus constantes paisajes abiertos donde ella se ve pequeña ante la gran inmensidad del mar o bien del desierto, ambientes proféticos al significar los grande y peligroso de sus instintos femeninos.

Estos simbolismos de los cuales Lars von Trier dota a su adaptación de la obra de Eurípides le dan originalidad pero al mismo tiempo de una referencia constante a las obras impresionistas de Friedrich, más específicamente a su pintura: Monje mirando al mar. En la Medea de von Trier lo femenino tiene dos vertientes, la de la mujer civilizada que obedece  a los que se le impone sin oponer resistencia, incluso algo que porta con orgullo de cumplir y, la del instinto, la venganza y la rebelión de aceptar un destino trágico determinado o, bien causado, por la traición de un hombre hacia ella y los hijos que le engendró por una ambición de poder, mezclado con la lujuria de poseer la juventud de una virgen.

Medea de Lars von Trier


Estos dos tipos de mujeres son plasmados en Glauce, la virgen de la cual se enamora Jason, marido de Medea, quien es la traicionada y rebelde. La primera encerrada en un castillo esperando la determinación de un hombre por dejar a su mujer, pero que también tiene miedo de enfrentarse a ella. Medea, siempre rodeada de naturaleza salvaje e impetuosa, difícil de dominar. Los lugares resultan determinantes para el tratamiento de cada una de las mujeres, una encerrada y sumisa, pero contenta con su destino y otra fuerte, indomable y rebelde hacía la desgracia de su infortunio.

Esta textura dramática y romántica que Lars von Trier le da a su Medea dista un poco de lo hecho por Dreyer en su guion. El director danés opta por mostrar el infanticidio de manera muy gráfica como destino fatal para todos, incluso para su personaje principal. Esto no fue plasmado ni en la adaptación de Passolini, pero tampoco en el guion de Dreyer. Aquí Lars pone a la naturaleza del lado de la protagonista, incluso le proporciona un misticismo medieval y naturalista, algo que nos refiere a las brujas de Macbeth de manera inmediata antes de diferir su conveniente y trágica profecía al futuro rey.

Tanto las mujeres y sus historias, como el arte de Friedrich, a partir de aquí se volvieron una constante en el trabajo de Lars von Trier. Sus mujeres malditas siempre enmarcadas por la naturaleza. Ejemplo de esto es Charlotte Gainsbourg en Anticristo, interpretando a un personaje que adentrándose en el bosque actúa como una mujer muy diferente, incluso como poseída por fuerzas que desconoce. También a Emily Watson en Breaking the waves, donde una vez más el director pone al mar como símbolo de lo indomable que son los sentimientos dentro de la misma humanidad, incluso más fuertes que la propia razón. Así mismo Kirsten Dunst atraída fatalmente hacía un planeta que indudablemente la destruirá, pero que representa lo inevitable de su destino, el cual ella está complacida de cumplir al significar el fin de su cruel dualidad, una vez más, sumisa y rebelde.

Anticristo de Lars von Trier


Lars von Trier con su adaptación minimalista de Medea logró lo que pocos habían logrado hacer en otras adaptaciones al cine o incluso al teatro: el de proporcionarle al personaje una narrativa mucho más poderosa, relevante y por decirlo de algún modo, un rol más feminista y violento que hoy en día pudiera ser retomado sin siquiera poder ser entendido por una corriente que busca una identidad y estandarte.

A manera de conclusión, aunque en realidad este texto podría ser más largo, la carrera de von Trier está plagada de muchos personajes femeninos y todos cuentan con un poder excepcional de conmover, quiza porque muchos están relacionados con fuerzas naturales como el mar, la arena, la naturaleza e inclusive el amor, por eso no sorprende pero si impacta que En la casa de Jack (2018) sea un hombre el que cometa severos asesinatos en contra de miles de mujeres e incluso niños, así mismo que parezca el cierre de una carrera cinematográfica con más aciertos que errores gracias a un estilo duro de digerir, pero contundente que servirá como un legado cinéfilo y temático.






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