"Fragmentos de una mujer": la paternidad fallida
Muchas veces como seres humanos no entendemos los alcances y consecuencias emocionales que
conlleva ser un padre o madre. Podemos pensar que al llevar todo un proceso de embarazo a
término o no, es ligeramente complicado, sin embargo es más que eso. Los vínculos emocionales y
psicológicos que se crean a través de nueve meses con un ser que aún no nace es algo
extraordinario, de manera que, cuando nace ya existe un lazo importante que ya está fortalecido
así de manera milagrosa.
“Fragmentos de una mujer” presenta a Martha (Vanessa Kirby y Sean (Shia LaBeouf), un
matrimonio que están a punto de dar a luz a su hijo. Prácticamente hoy es ese día que conocerán a
esa persona con la que ya crearon un vínculo emocional. Para esto ya tienen todo preparado y han
decidido llevar a cabo el alumbramiento en casa, con la participación de una partera con la cual ya
agendaron desde hace algunas semanas atrás. Aún así la vida no se puede agendar y ese día la
persona que los asistiría estaba atendiendo otro parto y no pudo asistir. Deben de recibir a una
sustituta igual de profesional, sin embargo una total desconocida. Todo sale mal y el matrimonio
debe enfrentar uno de los sucesos más dolorosos en la vida de una pareja con repercusiones
personales casi fatales.
Con un plano secuencia de 30 minutos Kornél Mundruczó, nos introduce a un drama
estremecedor acerca de una paternidad fallida. Pero también a una relación fracturada por las
adicciones de Sean y las obsesiones de Martha. Ambos han encontrado en la paternidad una
puerta de salida necesaria para exorcizar las propias fallas de su humanidad pero también de sus
defectos como propios integrantes de sus fracturadas respectivas familias. Martha no quiere ser
como su madre y trata a toda costa ubicarse al lado opuesto de cómo es ella, lo cual ocasiona una
constante rencilla entre ellas dos. Sean, ha encontrado en la esperanza de ser padre un propósito
en la vida que evita que vuelva a las adicciones del alcohol y las drogas.
Ambos al encontrarse sin el propósito que habían hallado en la paternidad, se sienten vacíos,
acabados y por lo tanto reaccionan de distinta manera ante un hecho que en su presente ya es
ineludible. Es aquí cuando las fracturas que existían en su pasado como matrimonio, que no
habían superado, se vuelven sombras pesadas oscuras que terminan por devorarlos por más que
ambos luchen por su propia supervivencia emocional y psíquica.
Kornél Mundruczó es un realizador que ya habíamos conocido por películas como “White god” y
“Delta”. Es un tejedor de dramas meticulosos en un plano sentimental tremendo que sumergen al
espectador ante disyuntivas morales y emocionales reales, al mismo tiempo que logra que este se
identifique o que logre una empatía con sus personajes. Esta cueva emocional que el director
logra, lo hace con un trabajo de cámaras impecable y un desarrollo de personajes minuciosos.
Sean y Martha están delineados con pincel al estar enmarcados por la desgracia familiar. Ambos
son son abordados con realismo sin ninguna figura retórica tendenciosa hacia ningún género, ni
tampoco dando importancia mas a uno que a otro. Los personajes logran un peso importante,
perfectamente interpretados por Shia y Vanessa, ambos actores sorprenden por su química, por
su actuación y el nivel de dramatismo al que llevaron a sus personajes.
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