“Todo lo demás” y el como la vida se seca
Natalia Almada presenta su largometraje “Todo lo demás”, una cinta escrita y
dirigida por ella.
Todo lo demás presenta la
historia de Flor (Adriana Barraza), una empleada gubernamental de tiempo
completo que se encuentra atrapada en la monotonía y el olvido. Cuando su único
acompañante muere, Flor sufre una seria depresión, sin tener claro cómo
afrontarla.
Todo lo demás es el primer
filme “ficticio” de Natalia Almada, directora mexicana ganadora del Premio
Sundance en 2009 por El General,
Almada arriesga su trayectoria “documental” para presentar esta anécdota de
cien minutos, en la que trabajó con el fotógrafo y director Lorenzo Hagerman.
Ambientada en la
Ciudad de México, el filme retrata a una mujer separada física y
espiritualmente del resto, que pasa los días cumpliendo su función ‘burócrata’
y nada más. Adriana Barraza trabaja con un elenco de “no actores”, llevando más
allá de la barrera del papel, entregando una muestra digna de su talento. Con
una historia plana y una trama poco interesante, Almada logra captar la
atención del espectador y trasladarla a los zapatos de la protagonista, sin embargo,
el encanto es agrio, pues la anécdota
nunca logra por lo menos profundizar en la historia del personaje, volviendo a Todo lo demás en una auténtica pérdida
de tiempo. Un cortometraje abarrotado
de relleno.
Si bien el
producto logra expresar la conexión entre la monotonía, la soledad y la
depresión, el argumento de la cinta cae en un guion bastante ambiguo y pobre, llevando
a la imparable repetición de escenas tanto absurdas como largas. Y es ese uno
de los peores demonios de Todo lo demás
su excesiva duración, a la cinta le sobran -fácil- cuarenta minutos.
Cuando parece
que el largometraje toma el camino correcto, se pierde en la ambigüedad y poca
determinación de los cineastas y vuelve a caer en el intento, llevando
capítulos a desenlaces repentinos, repetición de escenas poco o nada
productivas y la introducción de personajes irrepetibles. Todo lo demás es una película que nunca decide por qué ruta ir,
Almada demuestra su experiencia en el cine documental y pareciera que eso es lo
que la hace equivocarse en la secuencia de la trama. La película es un retrato
muy bueno de la vida corriente de la persona en cuestión, pero nunca despega el
dedo del renglón y se mantiene como un relato concreto, volviéndola aburrida y
un tanto predecible. Todo lo demás
busca generar un drama donde no lo hay. Con un ritmo lento y poco incoherente,
cae en picada en más de una ocasión. Todo
lo demás es una cinta que presume algo que no existe; es Flor y nada más.
No existe nada más. La fotografía es decente e incluso buena, pero no aclara el
panorama hacia ningún lado, simplemente cumple con la función de retratar
situaciones por demás comunes. El soundtrack brilla por su ausencia. La
cineasta abusa de la fotografía repitiéndola vez tras vez en un marco poco
reluciente de ideas. En sus casi dos horas de duración, no ocurre nada.
Curiosamente,
como protesta Todo lo demás funciona.
Todo lo demás logra retratar (aunque
no sea su objetivo) el infierno -de cada día- de la población común; transporte
insuficiente, trámites engorrosos, delincuencia y desempleo. Nuevamente,
Barraza rescata el barco y logra que la letanía sea menos dolorosa.
La cinta es tan sosa como aburrida que hará que el espectador salga a
buscar una aventura a la dulcería… o diez.Por: Alex Coca
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