Day of the dead: bloodline, George Romero se debe estar revolcando en la tumba
Una de las mejores películas de George A. Romero, "Day of the dead" de 1985 criticaba la interacción y comunicación humana dentro de un pequeño grupo de sobrevivientes militares dentro de un bunker. Él la calificaba como una tragedia acerca de como aún siendo un puñado de humanos somos capaces de colapsar por nosotros mismos y no por las circunstancias externas.
Hector Hernández Vicenz dirige "Una atractiva re-imaginación del clásico de George A. Romero" "Day of the dead: bloodline". Una película que siendo muy buena onda podríamos decir que resalta mucho su uso del gore, la sangre, las tripas y algunas escenas de acción bien logradas. Sin embargo pierde la visión de su película origen y a la que trata de emular.
Zoe Parker es una doctora que trabaja en el CDC en la parte de virologia. Max es un paciente que frecuentemente va y dona sangre para su investigación. Un buen día se da el brote que causa que los humanos se coman unos a otros, pero en la sangre de Max se encuentra la cura. Años después Zoe ya se encuentra en una facilidad militar protegida del brote y necesita conseguir antibióticos para salvar la vida de una niña con neumonía. Recuerda que en el CDC contaban con lo necesario en medicinas e incita a varios que la acompañen a ir por ellos. Dentro de este lugar se encuentra con un viejo amigo ya convertido en zombie y ella decide llevárselo al bunker para conseguir la codiciada cura.
El director trata de realizar un homenaje al mítico creador de "La noche de los muertos vivientes", sin embargo no es para nada efectivo e incluso pierde la esencia de la crítica social que Romero plasmó siempre en su trabajo. Los clásicos de este director no trataban solamente de zombies, sino que había un dialogo interno, ya fuera político o social y contaban una historia más allá de solamente ver sangre y gente infectándose y muriendo.
Este remake efectivo en apariencia y que parecía ser uno de los más interesantes después de "Dawn of the dead" de Zack Snyder, no es más que una tomadura de pelo. No tiene actuaciones, las secuencias parecen tomadas de una telenovela americana mal hecha, incluso hasta la infatuación del zombie con la protagonista resulta más interesante de explorar que la historia que rige esta película.
Los motivos de los personajes pareces estúpidos e irrelevantes. Los villanos son así porque tienen que serlo, no hay una razón de peso para esas actitudes arbitrarias en contra de la protagonista. Ahora, el personaje principal trata de ser de esas mujeres fuertes e independientes, sin embargo es de lo más tonta y toma decisiones que ni la adolescente a la que trata de rescatar tomaría.
Hay dos historias de amor, la de Zoe con un militar medio tarado y la de Max (el zombie) con Zoe. Es un triángulo amoroso de lo más burdo, pero es de lo más interesante que podrás ver en toda la película ya que Max tiene la cura en su sangre y ella trata de tomar ventaja de esto para salvar al mundo. Esta línea es buena, pero el guión y la pésima dirección lo arruinan. La película se convierte en un recorte de escenas absurdas donde muere gente, con extras tan malos que miran a la cámara en repetidas ocasiones.
Si eres fan de los zombies de Romero te causará bastante coraje, si no lo eres, no te pierdes de nada y te sacará algunas carcajadas esta película suecada de "The dawn of the dead: bloodline".
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