Verdad o reto, el reto es tomarla en serio
Verdad: Churro o Reto: Tomarla en serio.
Truth or Dare proyecta la historia de
Olivia (Lucy Hale), una joven de preparatoria que viaja para vacacionar con su
grupo de amigos a México.
La película
narra de manera muy curiosa lo fácil que es cruzar la frontera como si del
patio de tu casa se tratase, si eres estadounidense. Incluso hay un chiste que
bien podría señalar este acto.
Durante su estancia
en el territorio, Olivia conoce a Carter (Landon Liboiron), un chico extraño
que los invita a pasar la noche con él para beber y divertirse. Ya en la celebración, Carter los invita a jugar ‘Verdad o Reto’, para romper el hielo.
Esta es la
premisa de Truth or Dare, el filme
más equívoco de la primavera-verano. ¿Por qué equívoco? En Truth or Dare no hay terror por ninguna parte. La película es un
chiste mal contado de torpes intentos anteriores, como Ouija: Origin of Evil(2014), Unfriended (2014) y la más pobre del
círculo, The Gallows (2015).
El producto
entregado por Jeff Madlow es sorprendente. El director de abominables filmes
como Cry Wolf (2005), Never Back Down
(2008) y Kick-Ass 2 (2013), ¡Lo
ha vuelto a hacer! Y nos ha regalado una pieza digna de su reputación. Truth or Dare no decepcionara a todo
aquél que, al ver el tráiler, explote de la risa por la incredulidad de esto.
No contento con esto, Madlow escribe el guion junto con Christopher Roach,
Michael Elliot Reisz y Jillian Jacobs. Los dos últimos, son conocidos actores
de comedia, mientras Roach hace también comedia… en comerciales.
Cuatro
cabezas completamente diferentes, escribieron en un pedazo de servilleta la
historia de Truth or Dare, que en
realidad es de lo más predecible. En algún momento del viaje, la película abre
un agujero interesante por el que cae de manera libre. Es tan básica su gracia,
que da risa. Creo que su pecado más grave es que aporta muchos más elementos
risibles de los que pretende. ¿Qué pretendía Blumhouse y Universal al elegir a
cuatro burlas del cine para escribir una película de terror? Evidentemente, por
la campaña publicitaria que le ha dado, no esperaba esta grotesca comedia.
A la
batalla de errores, se suma la producción. Dirigida por Jason Blum (Fundador y
CEO de Blumhouse Productions), el resultado es agridulce. Si bien la producción
está a la altura del estudio, el error torpe de introducir un “carácter” a la
trama del juego es sumamente ridículo.
Y sí, hablo
de la “cara” del mal, esa boba sonrisa con ojos saltones realizada con
plastilina que no aporta absolutamente nada al filme.
El grupo de
amigos es interpretado Tyler Posey, Violett Beane, Nolan Gerard Funk, Hayden
Szeto, Sam Lerner y Sophia Taylor Ali, un grupo de actores medianos que cumplen
con el objetivo. Sin embargo, creo que ni ellos mismos se creen lo que dicen,
por momentos sus expresiones en pantalla son un completo “Really?”, algo de lo que no se les puede culpar, cualquiera con un
poco de tiempo libre podía haber leído este libreto y corregirlo un poco para
que no se viera tan precipitado.
Al final, se comprende que el objetivo real es que los jóvenes
representen una idea, no que la actúen.
La
fotografía es otro problema durante la película. Las representaciones a gran
escala no son malas, simplemente escasas. Cuando este podría ser un punto a
favor, el director prefiere tomar un rumbo “moderno” y hace uso de elementos
tecnológicos contemporáneos que dividen esa sensación de satisfacción inicial.
Poco faltó para grabar la película con un iPad 2. El soundtrack, para el
olvido.
Truth or Dare es torpe y escandalosa.
Universal Pictures intenta repetir el chispazo que Warner Bros logró en 2015
con The Gallows y su "Charlie
Charlie Challenge". Ahí la probable razón por la que decidieron ir
con Blumhouse Productions.
Es tan chafa
la calidad del guion, que desafío a cualquier espectador a tomarse la película
en serio.
Ya nos
colaron Unfriended, decepcionaron con
The Gallows y ahora, Truth or dare?.
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