Jurassic World: Fallen kingdom, ¿Una interrogación dentro de la saga?
Dirigida por
Juan Antonio Bayona (Un Mountruo Viene a
Verme, 2016), la película procede tres años después de los sucesos de Jurassic World. La Isla Nublar ha sido
abandonada y tomada por los dinosaurios. Cuando una erupción inminente del
volcán Monte Sibo amenaza a los nuevos inquilinos, el gobierno debate si
debería o no salvar a los nuevos dinosaurios, pues el hecho de su existencia es
en sí, un riesgo.
Escrita por
Colin Trevorrow y Derek Connolly (ambos guionistas y ‘creadores’ de la anterior
cinta), el espacio en blanco es injustificado. Jurassic World: Fallen Kingdom rescata a los protagonistas adultos
de la primera cinta (Chris Pratt y Bryce Dallas Howard), introduciendo rostros
nuevos a una saga con rumbo predeterminado. No vale la pena mencionar las
actuaciones de cada uno de los nuevos personajes, si bien aportan en su momento
a la cinta, no tienen gran relevancia para la saga.
El carisma de
Chris Patt como Owen Grady es un punto realmente positivo para la terrorífica
trama, llena de ambigüedades y momentos increíblemente predecibles. Cuando vas
tomando cariño por la historia te das cuenta de que Jurassic World: Fallen Kingdom es prácticamente lo mismo que
entregas anteriores; un dinosaurio se come a otro, otro pelea con este y
después alguno se come a los malos. No hay más. Esta cinta funciona únicamente
como puente hacia la tercera entrega de Jurassic
World, porqué sí, aunque usted no lo crea (y después de ver Fallen Kingdom lo creerá menos), la
tercera entrega está ya escribiéndose.
Resulta
inimaginable el hecho de que JW: Fallen
Kingdom consiga ser tan aburrida. Con una duración de más de dos horas, la
película se estanca aproximadamente a los cincuenta minutos de haber iniciado,
en un eterno pasaje de imparcialidades y textos profundamente exagerados acerca
del amor y la vida y todo eso que podría estar viendo usted en cualquier
telenovela de televisión abierta. Es simplemente increíble. Los protagonistas
toman las riendas de un texto tan puro y lleno
de moralina y consiguen aligerar esa carga hacia el espectador, pero el
daño no se reduce en tiempo, el largometraje logra finalmente superar los
ciento veinte minutos que se propone en un principio.
Si algo hay que
mencionar con respecto a las actuaciones, el personaje de Ken Wheatley
(interpretado por Ted Levine) es simplemente grotesco. Jamás conecta con alguna
parte de la audiencia en ningún sentido, es un mercenario sin razón de ser que
espera a ser asesinado por cualquier cosa. Es real, desde el momento en que lo
miras, sabes que morirá, pero vives rezando porqué en la siguiente escena
ocurra. Es terrible su presentación.
La fotografía es
otro lazo irregular. Si bien, Óscar Faura hace un trabajo impecable en
locaciones abiertas (como suele ser en la saga de Jurassic), el plano a cuarto
cerrado es poco determinado. La producción desaprovecha el marco de los 18:9
que parece usar y se encarga de filmar cosas con poco sentido a cuadro, por más
incrédulo que parezca, repiten la formula y recargan el plano de objetos
innecesarios. La producción corre a cargo de Belén Atienza, Frank Marshall y
Patrick Crowley, bajo la supervisión de Steven Spielberg. En resumen, los
dinosaurios están bien.
Un punto que infinitamente
agradezco es la gran calidad visual que otorgan en pantalla. Los dinosaurios
alcanzan un nivel de detalle impresionante, incluso la producción se encarga de
capturar y retener momentos únicos de la cinta donde podremos apreciar el arte
visual que generó el estudio durante unos segundos.
Jurassic World: Fallen Kingdom contiene más acción que la cinta anterior, regalando explosiones y
balas por doquier. El soundtrack a cargo de Michael Giacchino (recientemente
ganador del Oscar) da en el clavo. Es una gozada escuchar la música de
Giacchino, con composiciones basadas en tablaturas anteriores, que provocan un
sentimiento de adrenalina y emoción con sólo percibirlo. Es probablemente lo
segundo más memorable de Fallen Kingdom
(lo primero serían, por obviedad y nombramiento, los dinosaurios).
El escritor a
partir del segundo acto, repite argumento. En algún momento de la película, se
respira en el aire ese maldito pensamiento de “esto ya lo vi”. Y vale, la cinta
es divertida y aventurera en todo momento. Es por eso que me parece increíble
que Jurassic World: Fallen Kingdom
sea tan aburrida. Tienes dinosaurios, explosiones, campo abierto… dame algo
más. En resumen, Jurassic World: Fallen
Kingdom se siente como una trama forzada y sin chiste; un puente a punto
del colapso.
Ignorando por
completo la falta de coherencia en el desarrollo de los personajes, lo
predecible y poco creativo del guion, la nómina sobrada de un elenco meramente
desperdiciado y la moralina que prevé
el filme durante los últimos treinta minutos de la cinta, Jurassic World: Fallen Kingdom representaría un buen cierre para la
saga, sin embargo, sabemos que no es así.
¿Veré buenos
dinosaurios en pantalla grande? Sí.
¿Me voy a
divertir? A veces.
Salga, diviértase, compre lo que se le antoje durante la película, total
no pasa nada.
Texto por: Alex Coca
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