Mamá y papá, dentro de las listas de lo mejor del año




Brian Taylor aleja su abrumador pasado de “Vengador fantasma” y aprovecha de manera correcta su nueva faceta como “comediante oscuro”.

Con Happy!, Taylor daba gran muestra de su calidad como el servidor total de la industria, un escritor y director aislados hacia un solo objetivo; concretar una idea. Y es hoy con Mom and Dad (2018) que logra consagrarse como un favorito del año.
Mom and Dad narra la historia de los Ryan, una familia estadounidense convencional que cruza por un momento de tensión. Brent (Nicolas Cage), un empleado de tiempo completo que desaprueba la relación que sostiene su hija Carly con Damon, lo que provoca que esta última se encuentre distante de sus padres. Kendall (Selma Blair), una mujer en plena crisis de edad, quien a menudo discute con su marido y Josh, el menor del hogar.



Es un día común para los Ryan, pero todo cambia cuando se desata una misteriosa e inexplicable “estática” entre los adultos, la cual inmediatamente obliga a estos a sentir una intensa obsesión con matar a sus hijos. El argumento es más terrorífico de lo que parece.
¿Cómo provocar miedo a quien lo ha visto todo? Exorcismos, posesiones, psicópatas, fantasmas… ¡Hasta caníbales!, la industria está plagada de “miedos” que han sido explotados una y otra vez hasta un cansancio notorio y poco convincente que en algunos casos ya resulta realmente ridículo. Las distribuidoras quieren historias nuevas, historias con las que llegar a un público joven el cual inmediatamente no tenga en mente a una cinta de dos o tres meses atrás y se sienta estafado, sino que pueda darse la confianza de contar a los amigos del Facebook su hallazgo (“Oye, vi una buena película…”) y así la compañía ganar votos gratuitos a mediano plazo.
La premisa es muy sencilla: ¿En quién puedes confiar?
Recuerdo llamar a papá cuando creía que había algo en mi armario y solo su plantado seguro me hacía sentir tranquilidad al mismo tiempo que encendía la luz. Recuerdo pasar noches con mamá porqué el miedo no dejaba de crear imágenes en mis sueños, demostrando que la imaginación no tenía límites y quizás, el ser humano tampoco.
Mom and Dad parte de una idea original donde el principal miedo será encontrarte con el ser que te dio la vida, que te protegió, que te brindó lo mejor para que vivieras. Después, la película toca temas diversos sin siquiera gritarlo. Un matrimonio en crisis, un país en eterna guerra, crisis financiera… y lo más importante; unos padres locos.

La actuación de Selma Blair es impecable, cuando llega el momento de la locura denota la calidad como actriz que posee y de la cual nos priva en muchas ocasiones, al no ser una “actriz de taquilla”. Nicolas Cage realiza un buen trabajo para su papel, sin embargo la primera parte del filme le pasa factura y lo deja como un personaje perdido en su rol, un muchacho que no ensayó sus líneas previo a la filmación. Pasando por alto esto, su actuación está a la altura del argumento al que nos tiene acostumbrados.
Las actuaciones de Anne Winters (Carly), Zackary Arthur (Josh) y Robert Cunningham (Damon) cumplen lo requerido por el papel, creo que en este punto, el más débil termina siendo Zackary Arthur, debido a su “inexperiencia”, pero cabe recalcar que la parte más floja de su actuación también ocurre durante la primera parte del filme, lo que me hace pensar (y quizás imaginar) que la producción trabajo a marchas forzadas en tiempos pausados.
La producción está al nivel de cualquier producción estadounidense y creo que aún con el bajo presupuesto que se le otorga a este tipo de filmes, logra algo magnifico con su desarrollo; no hay sangre falsa volando, ni cuerpos de plástico frente a una pantalla verde ni mucho menos falsas locaciones. La producción está muy por encima de lo que se podría esperar. El soundtrack es dulce y esperanzador para la puesta, una selección firmemente elegida para representar un escenario adverso, donde la música juega un papel fundamental en la ambientalización del momento. Muy correcto y muy bueno.
La fotografía no tiene nada en contra. Por momentos cae en el error común del recorte precipitado, pero en el rush resulta casi imperceptible. Es una experiencia interesante y muy placentera, no hay nada mejor que olvidar por un rato los camarazos o la producción mareada de las cintas contemporáneas.
Si algo hay que aplaudir, es la genialidad del guion.
Brian Taylor comprende de manera grandiosa que menos es más y se olvida completamente de chantajear al cinevidente con algún argumento inventado en sus años más volátiles; en cambio, otorga un misterio reconocible y fácil de seguir con elementos puntuales y bien descritos en la trama.
Al final, esto es muy gratificante en Mom and Dad, la película se sostiene de manera fascinante después de los primeros minutos. Con un contexto un poco largo pero preciso, el filme dejará buen sabor de boca al espectador, quien reirá de manera autentica con su adecuado humor negro. Es aquí cuando pienso que por primera vez en mucho tiempo, una película está clasificada de la mejor manera posible: “Terror – comedia”. Con el toque preciso de simpatía, genera aún así un pavor inimaginable en el consumidor, quien sigue de cerca los pasos de los protagonistas para tratar de explicar qué diablos está pasando ante sus ojos. Probablemente, Mom and Dad cierre dentro de las listas de lo mejor del año.

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