La noche devoró al mundo, una inventiva metáfora sobre las disyuntivas morales

Al más puro estilo de George A. Romero llega una nueva película "de zombis" a México.

El finado George A. Romero al buscar estreno y distribución para "The night of the living dead" en 1968, no se da cuenta que el mundo se estaba en una serie de revueltas anarquistas y de protestas. Comenzaba a surgir con más fuerza el feminismo y los levantamientos estudiantiles estaban a la orden del día. En camino a la junta que determinaría el futuro de lo que ahora ya es un clásico del horror y terror, es asesinado Martin Luther King. Un activista político que luchaba por los derechos de la gente negra en E.E.U.U. Esa junta se canceló por los diversos bloqueos de puentes y avenidas en varias partes del país.

En 1971, año en el que estrenó esta oda al terror, se encontraba en su climax la guerra de Vietman. Este entorno hizo que la película de Romero fuera vista desde otros filtros y con perspectivas mucho más sociales. Su director solamente pretendió adaptar la novela "The omega man" de Richard Matheson sin tener que pagar derechos. Sin embargo de ahí en adelante  el cine de Romero se teñía de metáforas sociales con evidentes críticas a problemas migratorios y políticos que en ese momento a él le parecían importantes.

Dominique Rocher en su tercer largometraje desarrolla para cine la adaptación de la novela "La nuit a dévoré le monde", que lejos de ser una película de terror o de horror, dialoga más con el género dramático pero sin caer en lo meloso de la consistencia pegajosa del tema. Mejor dicho busca indagar en una introspección de un personaje que se queda solo causa de un virus que termina, literal, de una noche a otra, con el mundo.

Sam, recien separado de Fanny, su ex, debe de ir a recoger algunas cintas de su trabajo como músico y al llegar se da cuenta que hay una fiesta de la cual no está enterado. Fanny le pide que espere en el estudio para hablar y darle sus cintas. En esta espera Sam se queda dormido y despierta en un departamento y un mundo diferente, carente de vida humana tal cual la conoce. Algo había devorado al mundo.

Las implicaciones de un personaje como este que, sin precedente alguno por parte del director, se nota ha sido empujado a diversos cambios, uno de ellos aceptar que la mujer con la que hace unos meses vivía ya tiene otro compañero. Esto indiscutiblemente lo excita y lleva a un lado negativo por lo que se siente incómodo. Y donde pienso que radica la metáfora que Rocher quiere resaltar es cuando Sam se encuentra visiblemente a salvo de los zombis, confiado en que está solo dentro del edificio, pero, esta comodidad o conformismo (visto desde la metáfora) se ve interrumpida por un agente externo que lo quiere empujar a moverse, salir, no para ser devorado por lo que está allá afuera, sino para que sobreviva.

Una de las reglas del crecimiento personal y profesional es no quedarse estancado, está visión "positiva" es el tratamiento que yo pude leer de "La noche devoró al mundo". El estar atorado por comodidad y sentirse a salvo puede ser un arma de dos filos. Ser comido por la mediocridad y no avanzar o realmente sí quedar protegido hasta que todo mejore, hasta ese momento ver si es posible, ahora sí, salir al mundo a pelear con el menor número de obstáculos posibles.

También me gustó la forma íntima en que este personaje lidia con su propia soledad, no creando una victimización de su propia tragedia, sino todo lo contrario, hacer un viaje interior hacia su propia fortaleza proveniente de alguien que hace, de alguna forma muy espiritual, una aparición importante, proporcionando también un giro argumental muy emocionante como conmovedor.

"La noche devoró al mundo" es un relato personal e íntimo de todo sobreviviente. Un viaje que todos tarde o temprano tendremos que recorrer. Una verdadera genialidad el como Dominique Rocher hace de un relato de terror una historia de poder humano y espiritual.




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