The First Purge y la desesperación de la saga.
En 2013, The Purge sorprendió a los ejecutivos de
Universal Pictures. La película de James DeMonaco logró una recaudación en
taquilla impensable, concretamente 64MDD.
La película costó a penas 3 MDD. La crítica no resulto favorable, sin embargo, los estudios acordaron convertir a The Purge en una trilogía. Bueno, The First Purge ya es la cuatro. La cuatro que no es cuatro, pues es una precuela.
La película costó a penas 3 MDD. La crítica no resulto favorable, sin embargo, los estudios acordaron convertir a The Purge en una trilogía. Bueno, The First Purge ya es la cuatro. La cuatro que no es cuatro, pues es una precuela.
Universal
Pictures comprende perfectamente a su público. Una película donde todos deben
matarse “porqué se puede”, requiere una explicación poquito más profunda. Qué terror andar por la vida creyendo que los
gringos se asesinan un día al año “porqué no hay leyes”, cuando existe una
explicación lógica y científica (sí, científica) sobre el origen de estos
hechos.
Si bien durante The Purge y The Purge: Election Year, DeMonaco ya había explicado (más o menos) el origen y razón de la “purga anual”, el equipo creativo de UP considera que no fue una explicación suficiente y, como sabe que usted necesita más de esta jugosa saga, pues acordaron una cinta que solventará esas cuantas preguntas qué suele uno hacerse al salir de la sala, aun cuando sólo se había firmado una trilogía.
¡Así suena bonito!
La realidad
es otra. UP ha ganado alrededor de 280MDD con esta franquicia, algo increíble
incluso para el cine económico. ¿Por
qué no realizar la cuatro? Haz hasta una serie, si quieres. The First Purge es una película que, en
sí, por obvias razones, pierde sorpresa desde el título.
En 2017, los Nuevos Padres Fundadores de América (NFFA), ponen a prueba un experimento basado en la teoría sociológica del “resguardo de la ira”, en la que permitirá a un sector de la población, ventilar su furia durante toda una noche, sin penalizar los crímenes que se cometan. O sea, lo mismo de las otras tres.
Dirigida
por Gerard McMurray (Burning Sands, 2017), la línea racista del afroamericano
es evidente. Por alguna extraña razón, todos los protagonistas son de la misma
raza. Y los más malos de los malos, suelen ser de la misma raza. Es increíble.
La
dirección no ofrece más de lo que va el guion, cuando las ambigüedades y
lagunas del texto son evidentes, la dirección cae en un nerviosismo obvio y
busca recuperar un poco la línea que ya había marcado, sin embargo, no saben
hacia dónde van.
Es fácil notar la inexperiencia del director. El equipo creativo termina haciendo el trabajo sucio y afectando al cineasta, lo que provoca que el producto sea inverosímil en gran parte del largometraje. Michael Bay es un productor reconocido. Entre sus tantos detalles, existe un encuadre fotográfico distintivo de su sello, que explota a más no poder en esta entrega. Me refiero específicamente al encuadre donde coloca al sujeto en primer plano y analiza su reacción en cámara lenta. Es una práctica típica del director (aquí productor), la cual ha llegado a ser incluso reconocida cómo parte esencial (o clásica) de su eterna saga Transformers. Da la impresión de que Bay usa este recurso en exceso. Después de la cuarta vez, notas una similitud en el proceso del evento, desmenuzas la escena y en un santiamén descubres que está creando relleno. Durante el traslado de poco más de 90 minutos, te contraes en el asiento por lo menos unas dos veces.
La fotografía (además de Bay, ejem) corre a cargo de Anastas N. Michos, conocido fotógrafo de este tipo de filmes. Para dar una idea, se encargó de la dirección fotográfica de Texas Chainsaw 3D (2013), en donde se percibió de manera mixta su trabajo. Cuando parece que retrata de manera correcta, atractiva, memorable, el hombre vuelve a una técnica obsoleta de encuadre, aligerando la violencia del momento y caracterizando al sujeto en cuestión con movimientos bruscos y tensos a cámara pautada (Baaay). Para televisión por cable, pues.
La música
está bajo el orden de Kevin Lax, músico reconocido por su trabajo en The Walking Dead. Un soundtrack plano y
olvidable.
Los actores
Los actores
Una
película donde el libreto seguramente abre con un “no te esfuerces, igual y te
mueres” es un libreto condenado al fracaso. En resumen.
Protagonizada
por Y’lan Noel (Dmitri), el joven actor rescata la idea de su personaje, un
-intento- sobreviviente a la noche de las
bestias, sin embargo, cae (probablemente por el guion) en una laguna de
ridiculez y poca verisimilitud, convirtiendo a Dmitri en un rambo traficante de
drogas con buen corazón. Pasable.
¿Quién
recomendó a Lex Scott Davis? La heroína de la cinta, llamada Nya se queda corta desde la primera
puesta en escena. No comprendo el chiste
de su papel, resulta incongruente el hecho de su creación. Se la pasa
quejándose del gobierno y haciendo todo a su manera, en la cual, de manera
espectacular, se sale con la suya. Claro, siempre bajo las normas legales y de
los valores. Una heroína-moralina. No tengo idea de si actúa o no, pero aquí no
resulta más que la intérprete de un papel pasivo. Cuando
crees que ya no te pueden acuchillar más, llegan los secundarios.
Joivan Wade (Isaiah), el joven de veinticinco años que bien podría interpretar la serie de algún futbolista inglés, jamás encuentra su rumbo. Es un chico que no sabe qué hacer con su vida, toma malas-malas y buenas-buenas decisiones. Moral.
Después, Dolores (Mugga),
es una pérdida de dinero. Para UP, pues el papel que desenvuelve la actriz es
para un fin evidente; la comedia. Dolores
es una mujer que vive sola (o parece) que simplemente aparece para hacer
comentarios bobos y “chistosos”, pero resultan más innecesarios de lo que ya son
porqué la película ya te está haciendo reír desde antes. Auténtico humor
involuntario.
También
(aparecen) participan en el filme un par de mujeres latinas que responden al nombre de Luisa y Selina, quienes dictan un par de líneas.
Bueno, el guion no merece más. Es básico, repetitivo e incongruente. Para mal, cumple con lo esperado.
Del lado de los malos no tan malos, o antagonistas
principales, se encuentra Patch Darragh y Marisa Tomei. Estos dos, los únicos
actores del filme. Comprenden perfectamente la poca amplitud del texto y la
cantidad de caminos que puede tomar y con esto, evolucionan a sus personajes
-Arlo Sabian y Dra. Updale, respectivamente-. Dan más de lo que reciben. Marisa
Tomei está para proyectos más elaborados y de mayor exigencia.
Cuando crees que
al menos un personaje -de los cien millones de personajes- de la cinta tiene
algo que aportar, ¡Lo desaparecen!, es para infartarse.
The First Purge no aporta absolutamente nada a la saga y mucho menos al género de acción-thriller-terror al que pertenece. La distópica vida de los estadounidenses está perdiendo la poca esencia que le quedaba. Pasé un rato pensando en qué parte del pequeño universo debía colocar a esta cinta, pues si bien es mejor que la primera (como la dos y la tres), no logra despegar de la pista y se queda como otro intento de la nueva franquicia.
¿A usted le
pareció compleja The Purge? Si su
respuesta es: “Sí, es una película difícil de ver, de comprender… tuve que
verla ocho veces para analizar hasta el más mínimo de los detalles”,
definitivamente gozará ver la precuela. Si su respuesta es: “JAJAJAJAJAJ No”, ahorre su dinero.
The First Purge es una digna película matiné o del ya conocido… miércoles.
Texto por: Alex Coca
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