Extraño pero verdadero, la ciudad y la basura de noche
Extraño pero verdadero hace gala de atributos estilísticos que toma prestados de varias corrientes cinematográficas entre ellas el cine noir...
Michel Lipkes egresado de una de las mejores escuelas de cine en México (CCC) lanza su primer largometraje que encuentra distribución bajo el sello de PIANO y ganador en el Festival de Cine Feratum como Mejor director y Mejor Actor.
Extraño pero verdadero sigue la historia de dos jóvenes recolectores de basura en la Ciudad de México, Jonathan y Yesi. Uno enamorado del otro pero, no expresan su amor porque el conductor del camión de basura y casi jefe está enamorado de ella y por supuesto puede haber consecuencias. Una noche de trabajo encuentran un cuerpo con heridas de bala y una buena cantidad de dinero... la noche apenas comienza.
Tiene 2 valores irreprochables como: su historia y estilo. Aunque el director es muy joven y prácticamente lo que estas viendo es su ópera prima, hace gala del entendimiento de una composición visual bastante interesante que no sólo describe a los personajes principales, también a los que son secundarios e incluso a los extras. Hay anécdotas detrás de sus historias principales, es decir, Jonathan y Yesi como recolectores visitan a varias personas durante su recorrido. Estas visitas insinúan historias complejas que se cruzan con los principales. En este aspecto le vi una riqueza exquisita a la película.
El estilo me recordó bastante a lo hecho por Luis Buñuel en Los olvidados, pero me recordó, por algunos desplazamientos de cámara al neorealismo italiano. Aunque puede parecer pretencioso este recurso, pienso que es de un gran valor que un director tan joven se arriesgue desde su primer proyecto a plasmar imágenes de tal intensidad. También me recordó, por su osadía en el uso de recursos a Emiliano Rocha Minter y su alucinante Tenemos la carne.
Ahora, como obra cinematográfica completa creo que falla en algunos aspectos al querernos dejar en claro que es una historia de amor, no lo logra. Aunque entendí que Yesi y Jonathan se atraen nunca pude sentir ese amor entre ellos dos. Quizá por el entorno tan agreste y abrumador al que se enfrentan cada día, este amor se ve opacado por los oscuros recorridos en la ciudad; sin embargo entendí más que estaban juntos porque no tenían de otra que por el amor que sentían.
Kristian Ferrer (Guten Tag Ramón) le queda muy bien el personaje, no lo digo por la facha, sino que realmente supo entenderlo y pudo treparse al camión de basura, comprender las razones de Jonathan y lo más importante de todo, su contexto marginado que pertenece a una clase social invisible para el resto de la sociedad. Este estrato ha estado presente en varias películas mexicanas pero siempre tienden a caricaturizarlos y suavizar su situación y así seguirlos dejando como indetectables a nuestros ojos porque nos los presentan como un chiste.
La ciudad de noche representa otro personaje, el Bordo de Xochiaca y Santa Martha son escenarios sórdidos que pareciera que estamos viendo una película de Arturo Ripstein. La ciudad de México actúa y se ve bien, aún con su impecable y sucia fotografía que coloca a cuadro una urbe pobre, yuxtapuesta a la que nos presentan en las burdas comedias románticas de los últimos años que anulan totalmente la plasmada por Michel que habla y grita en Extraño pero verdadero.
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