La última locura de la señora Darling, ¡la onírica señora Darling!

Difícil es sobrevivir las complicadas relaciones familiares y son los objetos, las foto del pasado las que nos recuerdan la gente que hemos perdido en el camino. Es muy interesante la propuesta que Julie Bertuccelli, directora que como carta de presentación tiene su trabajo como asistente de dirección con Kiewlowsky en Tres colores.







La última locura de la señora Darling

La historia se centra en Claire Darling que amanece con la firme idea de que ese día será el último en la existencia terrenal. Por esto decide hacer una venta de garage masiva donde ofrece a precios risibles las obra de arte que ido coleccionando toda la vida y también unos autómatas junto con un reloj, que curiosamente, y de manera significativa, tiene una presencia sencilla pero importante porque también la directora juega con la temporalidad.

El pasado y el presente convergen en un sólo espacio para mostrar como el tiempo es testigo de las separaciones, de las uniones y reconciliaciones que vamos coleccionando en nuestra vida.

Como comenté párrafos arriba, la relaciones familiares no son fáciles y más cuando se trata entre padres e hijos. Me refiero a las que se rompen o se cuartean por tonterías o temas importantes, que para mí ninguna razón es lo bastante grave para romper relaciones con un padre, pero es este tema el que se pone sobre la mesa en este película, ¿qué nos puede separar de tener contacto con nuestros padres?

La hija de Claire Darling (una extraordinaria Catherine Deneuve), interpretada por Chiara Mastroiani, regresa veinte años después para hacer entrar en razón a su madre acerca de vender todos los recuerdos. Este encuentro a manera de implosión emocional marca el drama de la película, que para nada es meloso ni cae en los lugares comunes, sino todo lo contrario, dibuja personajes reales, bien definidos y con profundidad psicológica bastante compleja, lo que llena al filme de una melancolía que viaja en flashbacks en el tiempo bastante efectivos y no forzados.

Creo que está demás mencionar que para mí la película resulta muy efectiva en cuanto a narrativa, actuaciones y por supuesto en intención de llevarte por un viaje emocional que determine de manera elíptica terminar algunos ciclos emocionales inconclusos de manera personal. En mi caso es una película muy conmovedora que me hizo replantear la relación que tengo con mi propia familia y valorar cada momento que tengo con ellos.

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