Rostros de una mujer, no siempre llega lo mejor a las salas de arte
¿Quién diablos
elige los títulos para estas películas? Rostros
de una Mujer es el título más cursi y soso que pudieron elegir para un
filme del género dramático, el cual expone sexo, adicciones y consecuencias. En
fin.
Arnaud des
Pallières (Age of Uprising: The Legend of Michael Kohlhaas, 2013) nos trae hoy
“Orpheline” (Huérfana por traducción y Rostros de una Mujer en México) una
película escrita, producida y dirigida por él mismo.
Rostros de una Mujer (Francia, 2016) narra la historia de Karine Rosinsky [interpretada por cuatro
mujeres distintas: Soléne Rigot (6 años), Vega Cuzytek (13 años), Adèle
Exarchopoulos (20 años) y Adèle Haenel (27 años)], una chica que simplemente no
sabe tomar decisiones.
Esto es en
resumen Rostros de una Mujer, una
película que trata de inventar un thriller donde no lo hay. El relato de poco
más de 110 minutos define el drama que atraviesa la protagonista por encontrar
sentido a su vida. Es el pasadizo entre cuatro mujeres que con problemas logran conectar. Karine
Rosinsky (Adèle Haenel), una directora de primaria ejemplar recibe la visita de
una vieja conocida (Gemma Arterton). Tras esto, nuestra protagonista comienza a
recordar su pasado en cortos y cómo
llegó hasta ese punto irreconocible para ella.
La
caracterización de Haenel nos transporta por un sendero sumamente positivo, llevando
la trama por un camino de sensaciones escalofriantes y de reflexión que
solamente con ella ocurren. Esta es la esencia del filme, el transbordador emocional
con una Karine madura y herida, que recicla su pasado tras una serie de eventos
prolíficamente suyos. Por otro lado, la actuación de Exarchopoulos es
determinada y digerible, la película centra su atención a estos dos ciclos de
la protagonista, por lo que sería correcto redactar una opinión con base a
dichos ciclos o el lector podría desorientarse. Haenel es quizás lo mejor, no
solamente durante su participación, sino en todo el martirio cinematográfico. Exarchopoulos
de igual manera realiza un trabajo extraordinario. Me atrevo a decir que dichas
actrices son mucho para una cinta tan
pobre. Las dos Adèle van de la mano de una manera sutil, aportando buen
material para el espectador y al drama. Para su mala suerte, Rostros de una Mujer es un largometraje
que nunca concreta lo que comienza, llevando el filme por lapsos puramente
sencillos, donde pareciera un festival de recuerdos que no llevan al espectador
a provocar interés neto por la protagonista. Y es ese el gran problema, el relato es aburrido. Un guion que nunca termina por convencer, con un viaje a
ninguna parte, la problemática del personaje central es el tener la vida más
cliché del universo. La música no colabora con el sentir del espectador,
pasando de largo como un soundtrack infumable y la fotografía no aporta lo
suficiente como para ambientar al visor en la situación de la protagonista, lo
que genera en más de una ocasión la pérdida del timonel.
Con un argumento bastante complejo, Rostros de una Mujer no despega en ningún momento de la trama, por
lo contrario, otorga los suficientes destellos para pensar que en realidad
nunca existió dicho guion. Lo cual lo vuelve realmente gracioso, ya que el
libreto está escrito por dos autores, el propio Pallières y Christelle
Berthevas (también Age of Uprising: The Legend of Michael Kohlhaas) lo que me
hace pensar que intentan colarnos un thriller inexistente, carente de emociones
reales y sobrante de superficialidades ya antes vistas. Con una cursi
aportación erótica, el pasado desgraciado de Karine jamás justifica su razón de
ser, lo cual expone al sexo como una respuesta automática a la falta de amor hacia la aventurera protagonista. Pallières
abusa de esto y lo lleva a un punto incoherente en más de una ocasión, donde
denota la poca creatividad para conservar el camino que lleva la historia; “Vale tío, que esto ya me aburrió, ponle un
poco de sexo y pasemos a la siguiente escena”, así de insípido resulta
tragarse el cuento de Rostros de una
Mujer una muestra que cae tantas veces en su agujero que no sabes cuándo va
a intentar salir de él.
La película es una muestra de que no siempre llega lo
mejor a las “Sala de Arte”.
Por: Alex Coca
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